Filed under: agua-en-vasos, Cuentos Breves, Narrativa | Etiquetas: Acaso Oralmente Narrables, Armazones, Relatos
|
Cabellera Original
|
“I primi popoli furono poeti, i quali parlarono per caratteri poetici” Giambattista Vico
|
Filed under: bibliosanación, Narrativa, Notas | Etiquetas: BIBLIOSANACION(biblioterapia), Componentes de la Connotación, cultura llana
Connotaciones del gauchaje sombra
|
|
La Blog agregaría algunas consideraciones sobre el tramo: El chiste está dicho con giros gauchescos, y el comentario irónico de Don Segundo Sombra confronta el “sentido común” que se evidencia en la voz pueblera del Oyente, al expresar éste con imprudencia una interpretación mundana, convencional y abstracta, acerca de la anécdota contada por Don Segundo. Y el gaucho se cansa de la sociabilidad amanerada; remite en la connotación de su respuesta a la lealtad que lo enlaza con su gente, con la experiencia directa, concreta y afectiva, en un espacio propio. Transluce en el texto un nivel palpable de voz y cuerpo; el saber en una consolidación que es épica a pesar de estar sólo connotada; es la identidad gaucha: la de un hombre que se conduce anárquica y solitariamente, aunque con la idea de seguir una ley de integridad, y con el sentimiento de que muchas otras personas van con él: Entrelazadas las historias personales y sus geografías, signadas por el azar que pesa infaliblemente en sus luchas, “aceptando los hechos a manera de indicaciones que nos revelan a nosotros mismos”, estas personalidades gauchas parecen más correales que fácticas, serían “la presencia ilimitada de un alma, más una idea que un hombre”. Güiraldes así proyecta sobre el mundo el contorno veraz de un personaje idealizado, desde fines del siglo XIX y principios del XX. El horizonte sociocultural de cierta época se completa con un tipo humano que tiene carácter de guía comunitaria orientadora, aunque lo es también para el correcto servicio que los sectores dirigentes requieren, y será orientación de comportamientos también para otros momentos, en especial para los críticos. Las determinaciones sociales preponderan alguna forma psicoenergética para que con ella se delinée un tipo identitario de referencia.
Habíamos partido aquí de un juego del lenguaje: “¡Cómo que se equivoca alguna vez! ¡Se equivoca siempre!”, para adentramos en el gran calado del asunto Gaucho y Sombra, y lo hacemos con el riesgo de equivocarnos. Don Segundo podría ufanarse con satisfacción por nuestros errados propósitos conscientes; cuando no se vivencia precisamente la realidad, lo inconsciente se hace cargo de la totalidad del movimiento anímico. Pone una baza en esto el austero buen humor de nuestro personaje legendario: Los sucedidos son inevitables y hay que aceptarlos sin queja, así lo dijera Don Segundo. Con voluntad y destreza, accionar y vencer, servir eficazmente en el trabajo: La fuerza vital de un personaje ideal y modelador cobra sentido arquetípico si el consenso general le otorga validez. Pero la valentía de los gauchos no ha de servir a sus propios procesos vitales, ¡eso es rebelión!, sino que ha de servir para engrandecer la economía del terrateniente. Ahora bien: la canalización de una imagen arquetípica al servicio de metas definidas por una contabilidad de enriquecimiento, tiene un límite. La restricción está dada por la naturaleza del proceso afectivo que da origen al arquetipo, es masivamente inconsciente y espontánea; en consecuencia, jamás puede estar por completo a disposición de los requerimientos conscientes y singulares de ningún individuo o agrupamiento de tales. Pues entonces.., ¡y que nuestro referente paisano no se nos aleje al galope!, ..por eso ahora mismo digámosle que no lo definiremos, que la identidad gaucha está configurada en un modo de ser correal sin propiedades, pues tiene todas las propiedades del espíritu y la corporeidad. Tiene consigo la vitalidad que hizo su imagen, y como la fuerza vital tiene cualidades, persistencia, y alcances que siempre sobrepasan las posibilidades conscientes, podemos decir que el gaucho y su imagen perdurarán por sobre la modernización de las tareas camperas: el gaucho siempre será como fue, sin otra finalidad que la de vivir y morir en su ley ✓
- ───────
- Engranajes motrices del
- artículo, y sus
- caminos suplementarios
- La Novela de Ricardo Güiraldes; Don Segundo Sombra en Cervantes Virtual
- Notas y Apuntes, en Ricardo Güiraldes, Obras completas; Emecé, Buenos Aires, 1985.
- Previtali e Ynsfrain, El verdadero Don Segundo, en Revista-Iberoamericana-Pitt-Edu
- Carl Gustav Jung, Símbolos de Transformación; Paidos, Buenos Aires, 1962.
- Josefina Ludmer, El género gauchesco; Perfil, Buenos Aires, 2000.
- Sergio Malfé
- Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala
- Mayo de 2019
Filed under: agua-en-vasos, Cuentos Breves, Narrativa | Etiquetas: Acaso Oralmente Narrables, Armazones
Un match y sus flecos
|
«La idea es abarcar lo cósmico en una síntesis total, sólo posible partiendo de un análisis igualmente total. El tiempo nace en los ojos, es sabido. Comprenda usted: la historia humana es la triste resultante de que cada uno mire por su cuenta.» Julio Cortázar, Los premios
|
8 – 10 minutos
Nos encontramos viendo la demostración lúdica que hacen los lujanenses, con escardillos y rastrillos. ¡Nos divertiremos muchísimo!
El caso demostrativo de estos lugareños y sus rivales ocurre en una diaria de lo más desagradable, podemos afirmarlo: Es muy temprano, y en estas tribunas hace mucho viento. Cabe destacar una impresión por de pronto: que en la delegación lujanense, la más popular de las chicas quiere empezar algo, que digamos no es muy espectacular. Habituados estamos a las soberbias condenas de Elenita, una tras otra ─parece el personaje más sospechoso del estadio─.
Ahora escuche bien: una voz que se las trae cruza la línea del medio campo; el caso se ha hecho destacable por la práctica guiadora con fuerza de liderazgo que esa voz pretende asumir. En este punto emerge un determinado sollozo, pues ocurre exactamente lo mismo. Pero tal vez nos divirtamos muchísimo al presenciar la demostración que hagan los lujanenses, con escardillos y rastrillos. Mire igual, aunque sollocemos, mire cómo lo hacen, si bien que ayudados por el viento y los sapos, lidian los nuestros con la enorme barrera de orientales que juega hacia el centro de la cancha. Nuestros lujanenses cursan adecuadamente muchas batallas de ambos lados; haga de cuentas que en estreno. Así estamos viendo que los carpidores se hallan en un severo trance. No pueden descuidarse de aquello que vayan a hacer los botijas orientales con su barrera, es posible que la proyecten en altura. Es mucha gente y muy ingeniosa; podrían construir con sus cuerpos orientales una pirámide humana como tapón. Puede que así controlen el juego de alto, también hacia el centro del terreno. El viento y los sapos no los van a ayudar; pero no hay que descuidarlo: es un asunto bastante serio. Sumémosle a esto esa voz que se las trae y cruza la línea del medio campo.
Otras herramientas, además de rastrillos y escardillos, podrían servir para el procedimiento demostrativo de los lujanenses, en este partido que se ha tornado irregular. Fíjese sino en este momento con sapos junto a la línea de definición, ahí mismo: ¡Atención, que a Elenita la tiene tomada su tos de escapatoria! Este ocasional detrimento la lleva a sortear los límites del field; pero nuestra interesante figura tiene una reemplazante que ya trota en el viento hacia el círculo central.
Es atendida Elenita por los embalsamadores, y aprovecha para tomar un descansito. Algunos más de los participantes la imitan, van hacia el lateral en algo como un desbande. Con saludos en ristre hacia nuestras gradas, se encaminan y ahí van ubicándose, rastrilladeros y orientales, en la cafetería tan adecuada que hay junto al terreno de juego.
Y ocurre exactamente lo mismo de siempre. Miremos igual todo esto aunque sollocemos, pues nos compunge que los embalsamadores dictaminen, con banderas amarillas, que los jugadores están en riesgo de contagio, y tendrían que evacuar. Lo que puede pasar está prefigurado en lo que ya sucedió. Si no hubiere problemas, entonces Elenita podría salir, y abrir con su llave la entrada general. Entretanto, nosotros estaremos observando desde la banquina de enfrente. Vayamos saliendo, démosle a Elenita que lo haga tranquilamente; será para dos horas o tres semanas, pues la llave de la entrada general está acompañada en su llavero, por muchas otras llaves de distintos colores muy bonitos. Elenita es ahora quien en el lateral tiene algo que hacer, está en el centro de si misma, puede equivocarse, y el anuncio precautorio con banderas amarillas de los embalsamadores no la ayuda. Se inclina la jugadora desde la cintura arriba sobre el llavero, muy graciosamente puesto su torso. Hasta que con decisión se yergue y espeta para todo el corrillo en expectancia: “¡Apártense de mi los acusados!” La oímos; y aunque estemos habituados a las soberbias condenas de Elenita, este apasionamiento nos sorprende.
No previmos otros acordonamientos ante los que estaríamos: Su llavero colgándole por las rodillas, en enredo hacia abajo desde su cintura, donde está atado; Elenita con su contextura poliándrica, en exploraciones que dudosamente podrían resultar bien para todos. Queriéndola convencer de ahora en más; los orientales, usted y yo, los lujanenses, todos le decimos: “Escuchá Elenita: Por reglamento, las posibilidades del resentimiento son nulas de entrada”. Por supuesto que le aclaramos sobre nuestras consideraciones: que están sujetas a contingencias; y el sostenimiento de nuestros puntos de vista, estará acorde con las disposiciones de tiempo que tengan para hacerlo, todas las personas implicadas con el evento. ─En concreto: Las acciones convenientes parecen ser, las de lograr una inmediata salida rápida de los participantes, por las puertas laterales y con la utilización de asientos palanquines, como también de camillas loneta para quienes esto sea necesario. Un pedido conexo querríamos hacer, para el personal anciano del hogar geriátrico, que por favor monitorèen la correcta seguridad del procedimiento─.
Que las cosas sean claras: El despeje de los equipos aún no se produce; y hace varios minutos que en la banquina lo aguardamos. No parece que el Comisario Deportivo le dé cabida a nuestra sugerencia; esa autoridad ha de estar apañando el encaprichamiento de Elenita. La chica ha de andar aún en los laterales y en la revisación de sus llaves. Al fin y al cabo, la figura se muestra tenebrosa y pintarrajeada, plena de una artificiosidad hierática que la hace inalcanzable. No hay que contemplarle tanto sus bordes de la nada. Y estaría bueno que no esperemos más la retirada de los equipos, ¿no es cierto?; parecería que para usted y yo, el match y sus flecos han terminado.
- Sergio Malfé
- Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala
- Febrero de 2019
Filed under: agua-en-vasos, Escenas, Narrativa | Etiquetas: Armazones, cultura llana, Medallita
Aplausos fuera de lugar[8-9 minutos] “Voluntaria o involuntaria, la memoria no reina sobre el recuerdo: es más bien su servidora”. Juan José Saer
“.. le amenazaban agitando los brazos y le gritaban algo con todas sus fuerzas, pero no podía entender que era lo que gritaban”. Fiódor Dostoievski Otras andanzas de Rollo Flox por ésta Blog
|
Filed under: agua-en-vasos, Narrativa | Etiquetas: Acaso Oralmente Narrables, Cuentos Breves, Relatos
Las sombras no quieren
|
- WordPress·Com⇑ encuentra relaciones desde ésta con las siguientes Entradas
- ⇑ https://hipersalenas.wordpress.com/2010/11/12/recapacitacion-violacea/
- ⇑ https://hipersalenas.wordpress.com/2010/12/12/buen-tono/
- ⇑ https://hipersalenas.wordpress.com/2014/04/16/un-reportaje/
Filed under: agua-en-vasos, Cuentos Breves, Narrativa | Etiquetas: cultura llana, Medallita, Relatos
Los de Cocina
|
Filed under: agua-en-vasos, Escenas, Narrativa | Etiquetas: Armazones, Escenas, Plantas
Nos suele suceder
|
Filed under: agua-en-vasos, Narrativa, Poesía | Etiquetas: Armazones, Julio Cortázar, Relatos
<title>Destapemos</title> aquí un naipe que puede ser interesante sin desmedro o sí, tal vez no, ─quién sabe─. La verdad es que éste naipe de nombre Kelec Trocuta no peonza muy bien, es como si llevase de rastrón bolas de hierro encadenadas a sus pies. Se hirsuta en sus gafas catastróficas y mucho no se hace cargo de la problemática que lo afecta: “Con tribu yo contribuyo”, dice él, y alza una mirada exigente al levantarse de hombros, pues su mengua “se la han causado las vejigas”. Así dice, pero igual la está llevando adelante; toma tulo el asunto como concernido en cuneta y a la vez con espíritu a la perinola y deportivo; el Trocuta en su modo tribal y bastante fiestongo. Vayas vos a entender eso, el por qué está llevando así adelante la cuestión el personaje: “es lo que hay”. Diríase del tema que no le resulta sucio muy sucio, provenga éste de lo que sea: chanza de las vejigas, desafío costumbrista, mala racha, o contagio sucio muy sucio. Nos impresiona fuertemente este caso real; nuestros ánimos decaen, debaten, y se desesperanzan; como si fuésemos náufragos nadando en el Mar del Gofio*[nota]. Pero en una de esas seguimos indemnes todavía, tingamo salú. Y vos abarajame la jaula con el Kelec Trocuta. Desbandame detención y derribo de peonzas. Justicia para el naipe que puede ser interesante sin desmedro o sí, tal vez no, ─quién sabe─..■
|