Hipersalenas


triplex-de-veletita
2019/05/01, 12:00 am
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  De la veletita

«El viejo adagio      
«El trozo ─ entero»,  
¿no tendrá sentido?  
La Voluntad restablecerá su verdad.» 
Lao-Tsé 

   Vistas de un armazón de papel que es veletita en 3 movidas fotográficas encima de una cartulina con colores al óleo; la secuencia de las 3 fotos fue editada sin alteración del contenido.








  Sergio Malfé
Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala
Abril de 2019




cruz-andina-buen-vivir
2019/03/29, 4:59 pm
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 Cruz Andina y Buen Vivir

   La siguiente gráfica se propone como prima-hermana de la Tawapaqa o Cruz del Tiwanaku.

La presente representación visual es sólo una libre versión personal, que deviene de la original Cruz Andina, la que es una tajada plana, sólo una imagen de superficie y representativa de los paradigmas originarios propios de las civilizaciones y culturas (latinoamericanas) de Abya Yala. Estas señalan en sus principios que es necesario ‘razonar bien’, mas también se debe ‘querer bien’, ‘amar fuerte’, saber sentir al cosmos, a la comunidad, a los semejantes y al medio circundante, a la madre naturaleza. Desde luego que tal calidad vincular, sistema de sabiduría, ha de construirse y mutar permanentemente, en integración proporcional y necesariamente complementaria, ante y con los ciclos de la vida. A esto agreguemos, en una breve declaración, que todo fenómeno real o conceptual tiene imprescindiblemente su par, en un vínculo que no es oposicional y dialéctico sino que se constituye y desarrolla en permanente construcción por vías del pensar y sentir, funciones estas del pensamiento paritario. Según que este desarrollo constructivo se cumpla, así ha de surgir una dinámica cualitativa y cuantitativa hacia relaciones equilibradas, las que habiliten un ‘hacer bien’, para la creación práctica de un «Vivir Bien, llamado también Buen Vivir, o (en lengua Kichwa) Sumak Kawsay.» Tengamos en cuenta las diferencias con respecto a la temporalidad que este modo solidario de vida implica, ubicándose por fuera de la dimensión lineal de rendimiento maximizado que demanda la homogeinización capitalista. El tiempo del Sumak Kawsay pertenece a las personas para construir con él sus historias de vida. Por ende, se hace compleja la articulación directa del Buen Vivir con los contextos modelados a ultranza por el lucro, los privilegios adquisitivos y los consumos ‘espectaculares’.

«.. piensa en el otro, piensa a la vez en lo máximo 
que le está destinado justamente a él, y sirve tú 
a que ese destino se consume sin querer imponerle 
al otro algo de la realización que te es propia»

Martin Buber, Elementos de lo interhumano
  

 Información disponible
 sobre Cruz del Tiwanaku y Sumak Kawsay:
 
Lajo, J. (s/f): Qhapaq Ñan: La Escuela de..
http://herbogeminis.com/IMG/pdf/QhapaqNan.pdf
 
Morandi, J. (2014): El Buen Vivir..
http://memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.4742/ev.4742.pdf


  Sergio Malfé
Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala
Marzo de 2019



neumaticos baum y recurrencias

Épica del neumático;
novelística y recurrencias

  De acontecer una facultad relatora que concrete comunicacionalmente una liga de interés interpretativo en quien recibe el texto, eso es épica informativa y representativa: Una agudeza en el escrito que logre un proceso experiencial de calidades psíquicamente exactas y sustanciales, al relatarlo con toda su densidad. El lector se hace copartícipe de los hechos, sean estos los de una historia real o ficcional. Se trata de épica novelística en este caso: de Vicki Baum (1888-1960), su libro El bosque que llora (The weeping wood), un material exitoso y con varias ediciones, del año 1944 la primera. En uno de los capítulos la escritora está colocándonos épicamente, a traves del decir de un obrero, sobre cómo se trabajaba en la industria estadounidense del neumático en Akron, Ohio, a fines de la década de 1920.


Retrato de Vicki Baum por Emil Stumpp

Retrato de Vicki Baum por Emil Stumpp; Imagen Wikimedia.Org…/Commons


  ..«El armado de neumáticos es una tarea delicada que requiere un buen cerebro y cariño por lo que se hace, y un buen armador de neumáticos tiene derecho a enorgullecerse de sí mismo. Todo empieza en los depósitos, adonde ingresan las láminas de caucho. Cuando llegan, tienen un aspecto exótico; están empacadas en unas esteras y su olor es muy distinto del que emana del caucho curado. Las láminas tienen que ser rotas, son traídas al cuarto de las prensas. Hace mucho calor allí, porque el caucho desprende un calor espantoso y un hedor a quemado y un crujido furioso cuando es roto. El rodillo gira y gira y agarra al caucho entre sus dientes y lo masca y lo masca y lo masca. Cuando el caucho ha pasado por varias prensas sale crepitando, caliente y furioso, pero es una masa suave, elástica y adhesiva. En realidad, es esta curiosa peculiaridad del caucho no curado de tornarse elástico y adhesivo lo que lo diferencia de cualquier otra sustancia y que es la base de toda esa bendita industria del caucho. Si el caucho fresco no fuese adhesivo y elástico, …¿cómo podrían armarse neumáticos colocando simplemente una serie de capas sobre otra? Pues bien; cuando el caucho está roto, debe ser enfríado en agua antes de ir a parar al gran mezclador, el Banbury, donde se mezcla con todas las sustancias distintas que los mezcladores han cocinado en su habitación. Más que nada, se trata de azufre y plomo y carbón y unas cuantas cosas más con nombres de diez sílabas. Algunas son necesarias para curar el caucho, otras para darle color, otras para endurecerlo o ablandarlo o tornarlo más plástico o más resistente; algunas son llamadas aceleradoras porque abrevian el tiempo de cura y otras suavizadoras o endurecedoras o antioxidantes o rellenadoras; nunca pude meterme todo esto en la cabeza..» (En la fabricación del neumático, el caucho virgen es mezclado con otros productos: gomas sintéticas, azufre, y varios más agentes químicos).

  «Cuando el caucho sale del Banbury, es lo que llamamos plástico. Luego va a una calandria de tres rodillos donde es aplastado y convertido en una gran tira». (Entre los rodillos se introducen también tejidos de algodón, así se logra un producto que es una lámina de goma adherida al tejido). «Los hombres de la calandria llaman a esto friccionamiento; nuestras cubiertas están hechas de estas tiras»..

  «La tela forrada sale del friccionador, va arriba, donde las muchachas la cortan dándole la longitud necesaria para las capas. Luego, nos toca el turno a los armadores de neumáticos. Cada hombre se para detrás de su tambor giratorio y regula la velocidad de éste con un pedal. Uno pone sustancia aglutinante en el tambor y coloca la primera banda y la hace girar y la mantiene ceñida con la parte inferior de las manos. El trabajo es delicado y debe ser hecho con gran exactitud a fin de que cada pliegue salga parejo; uno estira la banda hacia abajo y coloca la siguiente, la limpia con una solución, baja una banda tras otra y la última va sobre el talón del neumático y tiene que ser enganchada debajo y eso es lo que les dificulta el asunto a las muñecas y los brazos; luego uno pone encima la capa de tela que va entre la rodadura y la carcasa del neumático, y la banda de frote, estirándola hacia abajo. Después se pule el esqueleto del neumático con un cepillo de alambre y se lo lava con solución. Entonces, uno debe terminar su neumático; esto es, colocarle la superficie de rodadura. Ésta no viene en capa sino en forma de cinturón y debe ser colocada alrededor del tambor». (La superficie de rodadura está sin calandrar, es una banda de goma masticada). «Éste es el momento más difícil y que le exige a un hombre toda su fuerza. Hay que estirarla con una varillas de hierro y uno lo siente alrededor de todo su cuerpo, en tal forma que éste tiembla del esfuerzo. Basta con ver a un armador de neumáticos cuando coloca la superficie de rodadura: El sudor aparece en su rostro y hasta sus mejillas tiemblan; tan duro es el trabajo. La superficie de rodadura contiene tanta fuerza que puede proyectarlo a uno por encima de la máquina si la varilla se atranca. He conocido a más de una docena de individuos que se rompieron el brazo al atrancarse la varilla entre la superficie de rodadura y el tambor con las bandas. O bien, si la solución se incendia a causa de una chispa eléctrica, uno puede sufrir graves quemaduras.. y esto no sucede tan rara vez. Luego, uno pasa a las paredes laterales para igualar la superficie de rodadura y alisarla. Todo hay que hacerlo con cuidado, porque si entre las bandas queda atrapado un poco de aire, el neumático no sirve. A esta altura, nuestro neumático está empezando a cobrar forma. Uno le pule la pestaña con un cuchillo y detiene la máquina. Deja caer el tambor y saca su neumático y esto significa también un buen trabajo, sin duda. Ahora, uno tiene preparado el material para el neumático siguiente.. Hoy, no se puede demorar más de cuatro minutos para armar un neumático y eso es bien poco, por cierto. Si el inspector encuentra algún defecto en el neumático de uno, lo descuenta de su paga. Y si le sucede algo a la máquina de uno, de modo que no puede marcar un buen tiempo, también se le descuenta de la paga. Y cuando la compañía no quiere cumplir las tarifas, ..le hacen esperar a uno el material, y el tiempo que está perdiendo también se lo descuentan. Al menos, esto era lo que nos sucedía a los armadores de neumáticos a diario hasta que aparecieron los sindicatos».

  Una acotación para este bien logrado relato de Vicki Baum, es la de algunas probables inexactitudes técnicas en el escrito, con respecto al procedimiento fabricador que refiere. Pudiera ser que ello no desmerezca la calidad épica del tramo presente. Para más exactitudes habría que ver.. —y esto va especialmente para quien se interese técnica y visualmente en el tema neumáticos— ..un instructivo video YouTube que tiene su enlace AQUÍ

  «Después de inspeccionado el neumático, ..va al pozo para ser curado. El pozo es un infierno caluroso, bramador, sibilante, donde se conservan hileras e hileras de matrices a temperaturas de 230 a 290 grados.. Aquí es donde el caucho pierde su adhesividad, y el neumático emerge con bonitas y claras muescas en la rodadura, semejante a un barquillo recién cocido en un molde gigante. Cada pocero tiene varias marmitas o matrices para trabajar por turno; pone un neumático en una de ellas, la cierra, observa la temperatura, abre la otra, saca el neumático, lo cuelga del gancho, pone uno en la matriz siguiente, saca el que sigue y así durante todo el turno»■…

  Hasta aquí la transcripción del tramo épico que me aconteció y me pareció valorable literariamente, lo creí de interés para traerlo adelante en la similaridad de estos tiempos. Pues aquellos años (1920-1930) eran tiempos de confrontación aguda entre el financismo corporativo y la dignidad de las personas. Pero por entonces hubo pensamiento social y liderazgo político que lograron dignificar y estabilizar la condición humana mediante reformas regulatorias. Y para estos avances del siglo XXI, con el neoliberalismo afrentando la dignidad de las personas y su derecho a convivir en paz, estaría justa la recuperación de un talante gubernativo, al menos semejante, sino más profundamente superador que el de aquellos años. Recordemos, como una muestra de historia recurrente, los conceptos de Franklin Delano Roosevelt, a mediados de la década de 1930. A pesar de su elitismo y sus errores, FDR fue quien hizo posible la reconstrucción de su Nación. «Tuvimos que luchar contra los viejos enemigos de la paz —el monopolio financiero y de negocios, la especulación, la desconsideración arrogante de la banca, los antagonismos de clase, el sectorialismo, el lucro con la guerra—. Ellos habían comenzado a considerar al Gobierno de los Estados Unidos como un mera dependencia sujeta a sus propios negocios. Ahora sabemos que un gobierno a cargo del dinero organizado es tan peligroso como el gobierno de una turba organizada»■…

 Aquí un enlace externo hacia una Blog (Revista.Abretelibro.Com) donde se encuentra una documentada reseña biográfica de la Autora, y sobre su época, con menciones sobre partes singulares de su obra: Siga este vínculo http para saber más sobre Vicki Baum


Sergio Malfé;
Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala; Abril de 2018



elefantes se jubilan a los 65 en india
2017/12/31, 11:43 pm
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 Jubilación de elefantes y ajuste previsional

   Dirigentes argentinos manifiestan su admiración por el modo de insertarse en el mundo que tiene la India, y se hacen seguidores de ciertos farandulescos consejos yóguicos. Comentó Louis Renou (historiador de las religiones) sobre estas costumbres adictas: «La India, no lo olvidemos, es la tierra de elección de los charlatanes». Pero el punto que podría provocarnos risa, sino fuera que las tristezas con el reir se intensifican, está vinculado con la ley neoliberal de ajuste previsional en Argentina. De todos modos, una sonrisa puede asomársenos al considerar, entre otras restricciones, la de la edad jubilatoria mínima -70 años-, la que procura imponer el gobierno argentino 2017. Si sonreir fuera posible, lo haríamos al comparar la medida argentina con los pasos progresistas del gobierno de Kerala para los elefantes: estos allí pasan a retiro con amplios beneficios a los 65, según decía BBC en 2003. El sector sociopolítico que pergueñó la nueva reglamentación gaucha, es el mismo que celebra el modo socioeconómico de la India, y hace culto de las guianzas banales de un gurú pop y escénico. Si tomamos en cuenta la tanta admiración televisiva que expresa por la India la famiglia gobernante en Argentina, esa solidaridad humana allá con los animales, podría ser imitada aquí intraespecíficamente por mejores disposiciones gubernamentales hacia la ancianidad local. De un modo u otro, la noticia elefantina nos puede poner sonrientes. Desde su publicación han pasado algunos años, y ojalá así no sea, pero quizás en la India se hayan puesto también malamente regresivos y famiglieros, cruz diablo, en el infeliz modo de gobierno al corriente en Argentina. Cambiemos.

 Fuentes
http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_3095000/3095383.stm

http://www.eldestapeweb.com/el-gobierno-toma-casi-100-mil-millones-los-jubilados-financiarse-n37657

http://www.revistaanfibia.com/cronica/la-derecha-respira/


Sergio Malfé; Prvcia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala; diciembre de 2017




zarpadita de baldosa
2017/11/29, 2:55 pm
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 Zarpitas de una baldosa

«¿Quién no es mejor que su vida?». Henri Michaux 

De tarde en tarde, al muchacho anochecido se le chicotea una chantada jovial. Andando estaba él, y mirando al suelo… Se entiende; bastantes personas quieren, por momentos, poner aparte sus sentidos en estos días: Las vilezas cabizbajan; si bien aquí estamos también tomando bien en cuenta lo de arriba, las penas que nos hacen pasar. Nuestro muchacho andante intentaba levantar su ánimo, pensaba: «La psiquiatra me dijo que estoy bien; igual la salud está redifícil: sin derecho alguno la elite neoliberal me desgracia, con sus actitudes rastreras y despreciables, ¿por qué no cambiarán, tanto que hablan del cambio?». Detuvo sus pasos, pues algo sin semejanza con los otros elementos del entorno atrapaba su atención; dejó oportunamente aparte la irritación que le causan los manejos babuinos. Se sintió seducido por un grafismo que alguien había delineado en una baldosa de piedra, detalle en el pavimento para peatones y al borde de la pista vehícular. «¿Qué querrá decir esto?». Se chantó animadamente con sus ideas pericas sobre «la vida que perdura maravillosamente, en las rendijas que permanentemente se abren, frente la adversidad y pese a ella». Tales pensamientos y reflexiones me los contó al discurrirme lo que le acaeciese, sumándome breves consideraciones estéticas sobre el Arte Pobre, dice, y el Minimalismo Resiliente. Y varios argumentos más me estuvo presentando, al desplegarme la copia de dudosa factura que hizo, zarpado él obsesivamente con el dibujo que ha encontrado en una esquina conurbana, del cual me trajo su boceto copión. «Subilo a la blog, dale». Se lo agradecí, venga entonces aquí el boceto; hace una justa connotación para desembozar este relato. Después de todo es un buen muchacho; se entusiasmó y otras esperanzas se le abrieron. Y no sé qué asunto porta, che, pero el diseño es conceptual y tiene su encanto. De buenas con el amigo le aconsejé moderación, que dios está al tanto de todo, y que él tenga paciencia.

«Si la mujer o el hombre se equivocan, deben decir: perdón, me equivoqué.. Y tratar que las cosas sigan bien.. tener el porvenir, poder mantener, hay mucho que trabajar.. Y aún trabajando no se puede adelantar en esta Cordillera. Los indios que somos acá.. Vivimos.. ¿sabe por qué? ¡Porque somos raza de esta tierra, porque somos indios!.. Y por eso, gracias a Dios, ¡salvamos la vida!». Dichos (1968) del Sr Damacio Caitruz, un mapuche argentino.


⇓ Aquí el boceto que desemboza este relato ⇓

grafismo delineado en baldosa de piedra del pavimento peatonal junto a la carretera

 Malfé, Sergio;
 desde la Conurbania Argentina, Abya Yala; noviembre de 2017.



mapeo insular de paraderos
2017/07/30, 10:39 pm
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 Mapeo de isla; ubicación de paradero

   La información de los noticieros relataba la desaparición en vuelo, cinco minutos después del despegue, de un aeroplano turbohélice bimotor con tres personas a bordo, que había partido del Aeródromo de San Fernando, en el Area Metropolitana Buenos Aires, el lunes 24 de julio a las 14.40. La aeronave hubiera desaparecido poco después de la última ubicación que se le hiciese por parte del Personal Controlador en tierra; estos registros del vuelo determinaban que se buscase el bimotor en la zona del Delta del Paraná, en cercanías del curso de las aguas del Toro, Capitán, San Antonio, y Dorado. Hasta ahí las primeras noticias.

   Esa probabilidad de siniestro para la aeronave en los montes ribereños, hizo que vinieran a mi mente las tierras del Delta, con su vida islera envuelta por el Paraná y sus tantos ríos, riachos, arroyos, y canales, en confluencia sobre el amplio Río de la Plata. Recordé las destrezas náuticas de los isleños en esa vastedad cambiante e intrincada, mundo demográficamente escaso, con aguas en decurso plural. A esa complejidad de innumerables islas, es habitual que se la conjure, mediante la singularización que emplea en dichos la visión lugareña, al referirse a las muchas aguas y terrenos: llanamente se comunica el fenómeno como «La Isla». Y por otro lado está «La Costa», la tierra firme de las riberas con su geometría y regularidad previsibles.

   Volviendo a la información sobre el avión extraviado: la emergencia produjo que se me diera por mirar con curiosidad en el mapa, a ver qué me diría el trazado cartográfico sobre las vecindades de los ríos donde se perdiera el rastro del vuelo. Aconteció así que recuerdos y nostalgias atropellaron. No sólo se me concernían sensaciones directas de «La Isla», sino que rememoré una muy potente narración ficcional de Haroldo Conti, creador literario de los grandes. La obra que menciono es «Todos los veranos». Y en el mapa no encontraría el avión perdido, pero le hice marcas numéricas, para así señalar en la imagen los parajes isleros donde tienen lugar ciertas acciones sucesivas de «Todos los veranos». A la vez, esto me representa una manera recuperativa: Sensaciones del viento y las olas, de los grandes barcos que roncan ominosamente sus derroteros; las aguas luminosas y túrbidas en la evocación, con el hamacado de sus subidas y bajantes. Pero veamos el mapa; han de estar las referencias orientativas bajo la imagen, con números que responden a las llamadas inscriptas en el mapa. Los tramos seleccionados sean motivo para adentrarse en «Todos los veranos», son recortes donde Haroldo Conti tuvo precisamente ubicados los aconteceres que pertenecen a su narración.

desaguadero miní barca_grande viboras honda hambrientos urió

«..cuando mi padre tenía cuarenta y cinco años se instaló al fondo del Desaguadero (1), cerca de los bancos, en una casilla que armó con tablas de cajones de automóviles».
 
«..nos marchamos a un refugio que tenía el viejo en el Miní (2), entre el Diablo y el Juncal».
 
«Hasta el día en que un manguruyú* arrastró el bote del viejo más allá de los Pozos del Barca Grande» (3).
*(es enorme el pez que lleva el nombre guaraní de MANGURUYU)
 
«Regresamos a la casilla del Desaguadero» (1) .. «entraba al Patí o al Raya o subía hasta el Víboras» (4)
 
«..al viejo le resultaba como si se movieran las islas, no él, y el río le trajera esos lugares.»
 
«..todos los lugares estaban allí, de alguna manera presentidos, enviándonos sus mensajes a través del río».
 
«..maduró en su rostro ese aire afable y desesperanzado que más tarde iba a descubrir en el rostro de otros tipos, aquí en la costa».
 
«–y nos vamos al Honda… Hace tiempo que lo tengo planeado–. El viejo ya tenía elegido el lugar, después del Hambrientos (5).. con el Paraná y los grandes barcos que parecían venir hacia allí, hacia ese lugar preciso, antes de abrirse y doblar delante de la boya de bifurcación».
 
«Al terminar enero vimos aparecer al Alagoas, desde el Urión (6). Pasó por el medio del río en la luz de la tarde y oímos sus voces en la cresta del viento».
 Hasta aquí los recortes de «Todos los veranos» que están refiriendo al mapa con los parajes numerados. Y en torno al escritor Haroldo Pedro Conti, víctima en 1976 del terrorismo de estado imperialista, pueden visitarse:
 
Su Narración «Todos los veranos» en página de la Biblioteca Nacional de Argentina IR
 
Imagen y voz de Haroldo Conti, sus posicionamientos sobre el arte y la vida IR
 
Una nota sobre Conti en el SitioWeb del Centro Cultural que lleva su nombre IR

   Y una acotación final, como descargo frente a las imaginables digresiones que posiblemente surjan por esta nota: La literatura mencionada, las reminiscencias y mapeos, y esta ocupación mía con «Todos los veranos», no deberían tener nada que ver con la recuperación de la aeronave. Las más recientes noticias (29/07/2017) señalan que se ha ampliado el área de búsqueda desde las costas de Ensenada, al sur de la ciudad de Buenos Aires, hasta el alto Paraná, provincia de Corrientes, con 35 aviones y embarcaciones.

Acerca del aeroplano desaparecido, información periodística IR
 
El mapa recortado aquí en imagen tiene acceso interactivo en Google Maps: -34.2094086,-58.3646339,11z IR
Malfé, Sergio
desde Morón, Pr. Bs. Aires, Argentina, Abya Yala; julio de 2017.


¿Tomando por sorpresa a otra Entrada en esta Blog?
 ..IR



conversacion-ciclistas-paquetes
2017/04/20, 5:17 pm
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  Los ciclistas paquetes y nosotros

En un local perdido, livianamente curiosos, ahí nos poníamos a escuchar: Conversación con el vendedor de vestimenta varonil, sobre la importancia de ciertas botellas; porque la ropa ahí se contextualiza con la potencia de algunos aromas, con hechos de consumo suntuoso y notorio, con las bebidas añejas y caras.
 
Veíamos las botellas, en tanto conversaban finamente el cliente y el muchacho vendedor. Este joven señor se destaca como muy profesionalmente integrado, de un perfil afín con las tendencias principales de la corrección ciudadana; comportamiento adecuado, igualitario, modernista. Desembocaba la charla en el tema de las bicicletas.
 
Suponemos del discreto cliente, que murmurando hubiese requerido, con modestia, ropa conveniente para hacer más distinguidos sus pedaleos. El vendedor descolla con que él emplea su bicicleta para ir, para venir. Alguien de los nuestros dice: “Bueno, vamos hasta la esquina”. Carece de importancia el que fuéremos o no a la esquina, pero hemos dejado de estar interesados, de todos modos, por aquella conversación.


4 paquetes con impresos



[En este argumento hay 4 «señores paquetes» (cuatro, al menos).]

.. «cosas sin importancia, de las muchas que se acumulan desordenadamente en el recuerdo cuando se pone uno a pensar en un domingo tranquilo». Franz Kafka


Sergio Malfé; Provincia de Buenos Aires, Argentina, Abya Yala; Abril de 2017




faltaba mas
2016/11/04, 12:34 am
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wiphala-rkc

Un día 4 de noviembre como el de hoy; en Tinta, Perú; se inician las acciones de criollos y aborígenes contra la dominación del absolutismo europeo en América. El movimiento emancipador de 1780 fue conducido por Túpac Amaru II, cuyo nombre de bautismo fue José Gabriel Condorcanqui  



 Pero faltaba más

   Yendo a la Capital una vuelta, pasé a visitarlo a mi amigo el español. Habiéndose establecido recientemente en el país, y con todo su entusiasmo, se correspondía él con las pretensiones de ese Buenos Aires farragoso que a mí ya en ese otrora me pudría. De paso me le había aparecido. Sentimental y al momento, me había dicho por el intercomunicador desde su departamento que lo alegraba mi visita. «Entonces no interrumpo nada», le dije: «El día está muy lindo; ¿por qué no bajas?; te invito a desayunar en el Boulevard». Luego de un corto silencio me respondió con una frase sonora: «¡Venga, Sergio, vamos a pasear al Tigre!».

   Interesante perspectiva de aire libre, un recorrido por las riberas del Delta, quizá embarcando para navegar la isla. Con gusto pues, yo lo esperaba en su puerta de calle, y a poco lo ví venir. Se traía algo sorprendente para la contingencia de ese encuentro conmigo: un felino amenazante atado con una correa. Mostrándome los dientes, el bicho jalaba de la traílla como queriendo saltar sobre mi. El español lo acarició en la cabeza. Esas incorrecciones del amigo, cosas inconvivenciales que no me valen la pena, sin camino para solidaridades.

   Le dije «¿Cómo es esto?, es algo muy aburrido, ¿te das cuenta? Te esperé para ir juntos al Tigre, y no para dar un paseo con tu tigre. ¡Habráse visto!». Tendría él todavía algún afecto vivo por mí que me alejaba caminando. «No seas cabrón, no te ofendas, che; aquí todos están locos» … «Es así, vos y yo lo sabemos, chapetón, pero no todos se dan cuenta; y cómo rompen, cómo perros y gatos». Sólo fue una errante suposición de mi espalda la posibilidad aprensiva de que se me clavasen las garras del micifuz. «Ya está», me dije: «Ojalá no tenga que volver por estos barrios; igual no hay nadie que me vaya a extrañar; pero faltaba más». Evitación sopesada que sigo sosteniendo desde aquella mañana.


Nota: Otros contenidos relacionados con éste, semántica y automátticamente seleccionados por WordPress.Com, tendrían acceso al pie de la entrada, si la misma es abierta en su localización singular, por este enlace.

 Sergio Edgardo Malfé
 República Argentina, Abya Yala; Noviembre de 2016



a lo largo del rio?../:»..baqueano, ..trillo, ..llegar»..
2015/08/22, 1:48 am
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   (!)..A lo largo del río..?

   Va en marcha por la selva y con su guía nativo, el viajero de aventura. Antes que se haga noche buscan alcanzar río arriba una localidad donde podrán descansar. El poblado Duraguaña es el punto civilizado más cercano, pero un buen trecho los separa de las comodidades.
   En un alto de la pesada travesía, el viajero le dice al baqueano que lo acompaña: -El trillo nos está dando mucho trabajo; nos va a costar machete y mucho tiempo, si siguiésemos por acá hasta Duraguaña. Parece que nadie está transitando por estos senderos; demasiado tupidos. Vamos a llegar más rápido si bordeamos a lo largo el río en lugar de luchar con los taponamientos de esta picada, más fácil va a ser por el río, por acá mucho machete y mucho tiempo, ¿entiende?-

Rio madidi aus der Luft/Rio Madidi en Bolivia desde el aire

Y el viajero no comprende por qué el baqueano intenta contestarle, pero demora en recuperarse de un extraño ataque de risa que le dificulta el habla. Conteniendo su risa encendida, le alcanza al viajero el mapa del área, y el baqueano se lo puntea con su dedo índice, para que el viajero vea por la imagen cómo sería eso de bordear a lo largo el curso del río.

  Sergio Malfé
Morón, Prov. Bs. Aires, Argentina, agosto de 2015.



nos estamos viendo
2015/07/20, 10:00 pm
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   Nos estamos viendo

   Esto comienza con un recuerdo que se me motivó para bloggearlo: Una baldosa esmaltada (15 x 7.5 cm), de la que va aquí adjuntada su foto. Una pieza fabricada por el ceramista argentino Alejandro de la Vega. El artístico resultado, según me fue dicho, está basado en un dibujo de Saul Steinberg. Dicha base de origen es algo muy probablemente cierto, ya que los dibujos concretados por Steinberg conllevan operaciones de abstracción; dibujos que encaminan en quien los mira una intelección, sobre los contenidos que con cierta ambigüedad presentan; dan qué pensar. Y estas condiciones convocan la apertura de una dimensión razonadora en los espectadores: Nos es necesario detectar el mensaje que se propone, y la propuesta tiene dimensión surreal.

baldosita esmaltada

El espacio como componente de la comunicación.

   En la imagen aquí mostrada se convoca la detección de aquello que hubiese tendido entre los dos personajes representados. Parece que se están mirando calmosamente, distanciados entre sí por un considerable espacio; distancia suficiente para que en una vista abarcativa así los veamos en eso, a lo lejos, como si hubieran pactado tal convivencialidad. Un manejo aquí del espacio, que hace de éste un componente protocolar de la comunicación, entre ellos y para quienes los vemos. Una comunicación de esos dos, en una entreversión tranquila, de manera oficiosa y distante, sin demostraciones amistosas. Tal vez estén en una misión, que los representados compartirían secretamente. Pero esta suposición es tan peregrina como el vaticinio que hagamos sobre como puede continuar la escena, nos da qué pensar. Si fuese de tomar en consideración los detalles de vestimenta y postura de cada uno de ellos, quizá pudiésemos así atribuirles identificaciones, e hiciéramos hipótesis sobre el tipo de relación que los ha llevado al encuadre que vemos, y sobre cómo continuaría, hipotéticamente, esa relación. Aunque es bien posible que no tengan entre ellos ninguna historia compartida.

   A la distancia y en relación con las jornadas personales de cada quien, lejos todo, la sensación de distancia es afin a una posible lejanía cronológica: una época de los personajes, en la que estarían ubicados, inciertamente. Y la imagen nos está colocando, para quienes la podemos ver, «en las arenas del tiempo». Un poco más lejos y caminando más, distanciándonos de las distancias, habría mucha animación en los rostros, nos lo preguntamos: ¿la habría? Pero digámoslo y peticionemos: No hay razón alguna para suponer de esos personajes que en realidad se estén viendo. Estamos detectando en ellos serias discapacidades visuales, o ceguera. Ya que es así, desde ahora se ha de aprontar un consultorio oftalmológico rodante, que vaya marchando, un consultorio operatorio completo y móvil donde el personal de salud atienda simultáneamente los dos pacientes.

   Lo hemos dicho, y en este mismo instante se nos visualizan esos dos; detectemos ya que están en otro dibujo secuencial, en el que vuelven caras prontamente hacia nosotros. Guardemos las distancias; seguro que cabe aquí la literatura con un par de frases escritas por Héctor Tizón: 1) «Porque un hombre, dice tío Crispín, sólo es un hombre cuando está solo y puede mirar a los demás de lejos». 2) «..los recuerdos son el opio de los viejos».. ¡Uh..!; las frases de Tizón trasuntan un despacho fatalista, nos dan qué pensar, ¿no es cierto? Si quien lée tiene alguna inquietud sobre esto, comuníquemela ■

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Referencias
Proxémica, en búsqueda Google.
Resultados Google acerca de Saúl Steinberg.
 
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En la novela «Aquella isla también», § 5.


  Sergio Malfé
Morón, Prov. Bs. Aires, Argentina, julio de 2015.